Drink Club.


Convenciones sociales, pertenencia a grupos, encasillamiento, etiquitamiento... en eso se basa la sociedad actual a una escala tan generalista como errónea. La pertenencia a grupos de una forma real se muestra en actitudes, en gestos, en detalles tan sutiles que son imperceptibles a los ojos pasajeros. Pero tan particulares que se muestran con claridad meridiana a los ojos atentos, sagaces o, simplemente, constantes.Una pulsera, un vestido, un corte de pelo no te hacen pertenecer a un grupo por mucho que ello pueda parecer una exigencia. Toda moda, todo grupo, toda convención parte de una actitud, de un pensamiento, de una forma de ser, al menos en origen. A veces lo más indie se esconde bajo ropa Quicksilver, música de Estopa, o 12 en casa. O no. Todo es gris, y hay miles de grises diferentes, millones, infinitos.

 El problema son las etiquetas, las barreras al mar. Si una escala de colores el azul oscuro y blanco no se parecen en nada, pero el azul clarito y el "azul clarito un átomo más clarito" son indistinguibles. Más aún cuando pretendes definir la personalidad de una persona basándote en su peina, su vestimenta o su música. Y no es que los compartimentos estancos no tengan sentido. Agrupar tendencias mentales comunes a ciertas músicas o comportamientos es perfectamente lícito y más que útil. Pero hace falta no olvidar que para comprar una cazadora de cuero no piden carnet de 'Rocker' ni se niega el derecho a vestir pantalones de campana amarillos a nadie por tener más de una neurona. El verdadero problema es la marginación del diferente. Quizás porque atenta contra el orden establecido, quizás porque no necesita ese refuerzo social de aprobación con la fuerza que otros la suplicamos. Puede que sea porque el grupo da la seguridad que necesitamos para sentir que no somos un desecho. O quizás es sólo la necesidad de calor humano y aprobación social que se nos inculca desde que nacemos. Pero sea como fuere, no beber alcohol es una actitud tan loable como cualquier otra. Señores, digan no al Drink Club, padezcan etilisimo, sean abtemios, elitistas o absentistas.

La maravilla de la fotografía de la cabecera es que resume el párrafo en más de mil palabras, en un parpadeo infinitesimal.

A. Gepé
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