The Golden Path

¿Qué sería de nosotros sin los caminos? Es en los caminos donde se conoce gente, donde se viven experiencias vitales importantes, ver un museo, un cuadro, un concierto tan solo aportan la vision y el disfrute del momento. Son cosas vacías. Si llenas un cubo de globos inchados, en el fondo, el cubo sigue tan vacío como antes. Recorrer un camino, por el hecho de no ser la actividad principal ni el objetivo, dejan la mente abierta a más opciones a nuevas y excitantes posibilidades. Cuando caminas pasas por una constante búsqueda de cosas nuevas, de recuerdos, de reflexiones, de experiencias, de gente. Un viaje en avión, con sus multiples ventajas es, por lo general, un error. Un avion es lo más parecido al teletransporte actualmente, frío, rápido y obviando caminos. Nunca tendrá el mismo sentido, ni siquiera la mitad de valor, ir a Santiago de Compostela en avión del que tiene hacer el camino de Santiago. Y todo, una vez más, porque cuanto más camino, más lleno estará el cubo. Por eso es que pido: no nos demos tanta prisa es buscar el futuro o adelantar acontecimientos, aún cuando sean inevitables o estemos completamente seguros que debemos pasar por ellos. Dejemos que las cosas sigan su curso natural, que todo llegue a su tiempo. Demos tiempo al tiempo y aprovechemos el trayecto para disfrutar el camino. Porque, y hablo desde la experiencia, todos los que preferimos el camino al teletransporte, aunque perdamos tiempo, al final ganamos, por el color del trigo.

Such Great Hights

Like a perfect gentleman.
Todo vuelve a la mejor de las normalidades. El balcón, la bahía sin peñacabarga ni puntales... Barcos entran, barcos salen. No siempre las cosas empiezan como quieres, a veces esperas poder estar todo el verano en tu balcón, contemplando la cambiante belleza de una bahía inmutable. Pero los hechos son otros y acabas teniendo que contentarte con salir un par de días, a tomar el pitillo de despues de comer, o a veces incluso sin fumar. Sí, es lo normal, el invierno debería haberme acostumbrado a ello, pero cuando esperas poder salir todas las noche cada noche que no lo disfrutas se sufre. Y aquí estoy con mi balcón real y alegórico, con su magia y sus encantos. No sé si serán las novedades, no sé si será el tiempo sin sentarme con tranquilidad a disfrutar de la noche, sólo sé que hoy todo luce mejor, las nubes se mueven rápido dando movimiento a mi perenne compañera. La cachimba es un completo acierto, no sé si lo es tanto el portatil, pero hoy no hay peros, todo sale a pedir de boca y aunque no me acabe la cachimba, aunque tenga toda la casa por recoger, hoy es un día completo y genial como habrá pocos. Es como la consumación de la reconciliación definitiva con el balcón, como el cambio de rumbo que hace que presientas que va a haber muchas noches así, y todo lo que esa noticia conlleva. Hoy me siento realizado, quiero que mi vida sea así, deportista, cocinero, anfitrión y al final... recogimiento con mi balcón. Y el viento vuela el humo que sale de mi boca, pero el sabor perdura, y su recuerdo será eterno. Como el de mi balcón, habrá otros mejores, puede; los hay mas atrayentes, como el que tengo enfrente: pero las vistas y el valor sentimental de este balcón lo hacen único. Te hace sentir esa sensacion de plenitud a la que sigue el pensamiento de: aquí moriría agusto. Esa sensación que me impide pensar en moverte de aquí aún sabiendo que el tiempo me separará de él, y hasta de la ciudad, todo ello para bien. A veces saber qué es lo correcto complica las cosas, otras no sirve para nada. No es mejor el que sabe qué es lo correcto en cada momento, sino el que hace las cosas lo mejor que puede. Y aunque me vaya de mi balcón, o tenga que vivir privado del placer de tener uno, siempre tendré las terrazas, en Herrera, en París o dónde sea.

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