Never ever.

Cuando la luz se apaga y todo lo que vemos por el día se reduce a sombras y destellos imprevisibles llenos de magia y desconcierto, no sabemos realmente quienes somos, ni nos importa. La noche es más clara para las mentes obtusas, para los que realmente no quieren poner en peligro sus intimidades más profundas.

No estoy seguro si realmente merece la pena el preocuparse por las cosas. Que la vida siga su curso, llueva sobre lo que llueva. Nadie quiere ver la vida pasar por delante de sus ojos sin poder hacer más que pensar en los devenires del día a día o de los sábados de alterne.

Oh, I'm not going anywhere. Never ever.

1 comments:

deadbeat dijo...

Me asusta el hecho de sentirme identificada con todo lo que escribes (piensas).
Viva la noche. Viva la oscuridad. Viva el deseo irrefrenable de querer sentirse libre al menos durante unas horas, cuando no importa nada ni nadie y sólo preocupa que dejen entrar algún garito guay (a poder ser que esté abierto después de las 3 a.m.). Viva también no limitarse sólo a eso, y saber disfrutar del día a día, de los partidos en casa con tu padre ante un Inter cojonudo y un árbitro que no lo es tanto; de tu estudio, de tu madrugón. Ponerle sonrisas a todo es algo que me he propuesto y que espero conseguir antes de que acabe el año. Al final y al cabo, vida solo hay una.
(declaración de intenciones, volumen IV)

un besazo amigo culé

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