Está claro que en la vida todo son decisiones.


Hablo desde mi cuarto día fuera del nido familiar. Independizarse, aunque sólo sea a tiempo partido, requiere una decisión elaborada y concienzudamente pensada.
Para ser sincero, la opción de marchar y abandonar a mi familia y a mis amigos la tomé una tarde mientras miraba a las musarañas. "Bilbao ofrece más cosas culturalmente..." "Estoy harto de estar en casa supeditado a unas normas establecidas cada vez más estrictas..." Y llegó la idea a mi cabeza como si prendiese pólvora.

Una vez aquí, me cuestiono todo lo que un día cuestioné y añoro muchas de las cosas, buenas y malas, que he dejado atrás. Esto conlleva un gran cambio. Y ahora se que no lo pensé lo suficiente. Aún así, soy optimista. Con el tiempo y la llegada de nueva gente esto se hará más ameno y menos reminiscente.


Obsesiones de una mente atormentada.

Cada vez que a mi cerebro le da por pensar, por divagar sobre un tema, ese tema se repite en la mayoría de las ocasiones. Las relaciones interpersonales son algo que siempre me cuestiono y que constantemente me planteo. Se, aunque muchas veces me empeñe en negarmelo a mi mismo, que todo esto está ligado a una curiosidad adolescente de la sexualidad humana.
Muchos de los fenómenos físicos y biológicos que esta atracción sexual produce se escapan ante mi curiosa y lógica mente, y ésta desiste. Por eso las experiencias personales suelen copar mis nocturnas divagaciones.

No llegaré a entender jamás cómo con el paso de los años en la juventud cambiamos desde el horror hasta el placer en cuanto al cuerpo del sexo opuesto (o del mismo sexo, vaya). Esta evolución me sorprende aún más cada vez que conozco gente nueva, pues soy dado a separar mentalmente en dos grupos a las nuevas "adquisiciones": si y no.
Aún con el sentimiento y el corazón puestos en otro sitio y sin ninguna intención de lograr un objetivo, el que podríamos llamar "juego del amor" es algo que siempre me ha llamado la atención. Mucha gente de mi edad, o de edades similares me comenta que o ellos mismos o sus amigos hablan de lo que se pierde al estar únicamente con una persona en esta época de la vida. Consideran que la poligamia (aunque no sea en el mismo ámbito temporal,) más comúnmente conocida como "ir de flor en flor"; es algo que sólamente se puede hacer a esta edad y que es imperdible.
Personalmente opino que se equivocan. No niego que ese tipo de vida sexual sea el apropiado a estas edades para conocer gente de una manera un poco más comprometida. Pero hay que establecer unos ciertos límites.

Pienso que cuando encuentras a alguien que realmente merece la pena, con el que te sientes cómodo y tranquilo, y sobretodo que no es solo tu compañero sentimental, sino también un amigo para los tiempos muertos; hay que aprovecharlo. Hay que sentarse y decidir en frío lo que realmente es conveniente. La estabilidad es algo que caracteriza a la tranquilidad, tanto abstracta como mental. Es posible, que esa decisión sea por una parte equivocada, que con el tiempo el puzzle se desmonte y que todo vuelva a quedarse en cenizas. Pero para cuando eso ocurra, no habrás perdido un tiempo valioso; sino que habrás ganado una experiencia vital. Las personas impregnamos nuestra esencia en los demás, siendo cada persona esponjas que absorbemos esa esencia ajena.
En cambio, si el balance de la relación es positivo, y con el tiempo aguanta lo que puede pasar por encima, lo mejor que se puede hacer es no pensar en el futuro y acomodarse. Una buena relación es como un tren de largo recorrido en clase preferente. Todo son comodidades.

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