National Anthem (Homercóptero).

Las personas nos parecemos a las esponjas. Absorbemos, por decirlo de alguna manera, todo lo que nos llega del mundo exterior; algunas cosas las digerimos y otras las desechamos. El problema llega cuando ese proceso de digestión se vuelve insustancial, no seleccionamos debidamente lo que nos llega y simplemente nos dejamos, atraidos por lo primero que nos llega.

Esto pasa sobretodo con la información procedente de los medios de comunicación. Un ser crítico y racional debería poder sintetizar y tamizar todo lo que recoge, seleccionando aquello que puede reportar algo a su vida. Deberíamos desconfiar del envoltorio perfecto. Como un intento de ese "ser crítico" del que hablo, creo que no es ético el vivir de la vida privada de los demás. No es moral el estar ganando un salario millonario por estar sentado todos los días frente a una cámara desbarrando lo primero que se me ocurra sobre alguien. Ni recibir un cheque en blanco por ofrecer información de la vida sexual de nadie.
Esto es una lacra, un peso que en este país tenemos encima. Nuestra sociedad vive, necesita de las tonterías que ciertos personajes dicen cada día en televisión o prensa. Luego nos extrañamos, echamos la culpa a la juventud de nuestra general incultura, del poco porcentaje de literatura que se consume, de la idea tan liberal de la vida que se tiene ahora,  del "pasotismo" general que se traslada a la no implicación en los problemas políticos. Esto es para mí, y debería ser también para (por lo menos) un alto porcentaje de la sociedad, una vergüenza.

Yo me canso de oir todos los días nuevas historias de supuestos famosos de pega. Yo me canso de no tener un hueco en los medios de comunicación para expresar libremente una idea. Yo no entiendo por qué no se hace nada para paliar esto y nos conformamos con el amarillismo sensacionalista de la prensa actual. Pero yo solo no basto.





No está mal de vez en cuando volver a casa.

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